martes, 22 de abril de 2008

Se ha (re)construido un poeta






"Yo creo que la gente prefiere el inglés porque no te obliga a pensar. Pero es curioso la fuerza que toman las canciones cuando las cantas en castellano. Es como si todo se volviera mucho más personal".

(Xoel López)



Deluxe acaba de poner a la venta su nuevo álbum, Reconstrucción. Catorce temas originales, más un DVD con el mítico concierto que ofreció en la madrileña sala de La Riviera a finales de 2007 (repleto de colaboraciones: Josele Santiago, Amaral, Amaro Ferreiro...), tres videoclips y una curiosa sesión de piano-bar con cuatro versiones "desnudas".

Pero lo que ahora nos ocupa es esta aparente reconstrucción, que sin embargo no supone sino la confirmación del camino que el compositor gallego ha tomado de un tiempo a esta parte. Tras el fiasco de Los jóvenes mueren antes de tiempo (2005), en Fin de un viaje infinito (2007), además de optar definitivamente por el castellano como lengua para comunicarse (en sus primeros compactos primaba el inglés casi de forma exclusiva), presentó un estilo más maduro, con poderosas influencias del pop-rock británico de los sesenta, empezando por los Beatles (pocos están al alcance de escribir un tema como Simone, que suena como si la hubiera concebido la dupla Lennon & MacCartney); abundan los teclados, las guitarras poco distorsionadas y una completa sección de metales (trompeta, trombón...).


Sin embargo, también incorporaba una vertiente folk, insólita hasta la fecha, que se refleja en las hermosas Ver en la oscuridad o sobre todo Rostro de actriz:




En este último álbum, que mantiene su aureola indie (con pinceladas de Beck, Coldplay y, en la otra cara de la moneda, Oasis) aunque menos electrónica y sabiamente combinada con una lujosa producción, Xoel López se consolida como un superdotado hacedor de estribillos pegadizos. Entre el puñado de himnos pop que nos regala, destacan Adiós corazón, Historia universal y el tema que da nombre al disco, subtitulado El mejor momento.
No obstante, en medio del nuevo material se encuentran perlas acústicas, de un estilo country-folk emparentado con Dylan (armónica, guitarra al hombro, esquemas armónicos de cuatro acordes), como Tendrás que hacerlo mejor, que cierra el álbum y recuerda a la anterior El amor valiente.

Y entre los extremos (el rock alternativo de Pájaros negros y la canción de autor norteamericana), experimentos como El cielo o el instrumental homenaje a Ennio Morricone que es Paseo en bicicleta por la playa de Riazor, y dos impagables poemas como El cielo de Madrid


("Cuántas veces he pensado ya / en dejar este lugar hostil / Pero como en los libros de mi infancia / siempre elijo la página que me devuelve al mismo lugar")


y Es verdad, asombrosamente cercana a la lírica de L.E. Aute:


"Es verdad
que sólo eres la estela de mis planes buenos
[...] Ya no eres ni la duda de un posible encuentro.
Es verdad,
ya no eres ni los posos de esta gran botella.
Ya no eres el rencor, ni el temor, ni la huella.
Es verdad,
tan sólo eres el polvo de un salón vacío".




Y es que si algo ha mejorado Deluxe son sus letras. Todavía habrá quien recuerde alguno de los terroríficos ripios del pasado ("Tus discos de platino me importan un pepino", "No soy el hombre maravilla ni la pata de tu silla", y un sinfín de frivolidades similares), que precisamente coincidieron con el polémico cambio de idioma.
Pero también en inglés, anteriormente, había cometido tropelías entre pretenciosas e ingenuas: "I hate all those stupid things you love / You've got too much / We've got nothing at all".


Ahora, por fin, ha encontrado su estilo. No se ha dejado llevar por la actitud de "estar de vuelta de todo", pero sí confía más en sí mismo, en su capacidad imaginativa y en su voz profunda. Desembarazado del yugo minoritario y de la presión autoimpuesta de escribir sobre grandes temas (cuando los que de verdad domina son el amor y la incertidumbre), Deluxe, como su compañero en Laboratorio Ñ Quique González, continúa su trayectoria musical y poética, a caballo entre el pop furioso y bailable (Que no, Tanto rollo con el infierno) y las baladas solitarias introducidas por la armónica (Gigante).
Guste más o menos, es un camino que se ha labrado él mismo.

2 comentarios:

Anónimo dijo...

A mi "tus discos de platino me importan un pepino" me parece lo más.

Anónimo dijo...

Es un poco como esa canción de Emilio Aragón (creo que de tu época) =P, que decía "Cuidado con Paloma, que me han dicho que es de goma"