domingo, 6 de abril de 2008

Amor y destrucción

"No confío en las canciones en las que no se puede leer entre líneas"
(N. Cave, 1998)



El título Let love in (1994) podría -a priori- interpretarse como la confirmación de la sentimentalidad mostrada por Nick Cave en sus dos álbumes anteriores. Sin embargo, ya desde su portada el cantante australiano acaba de un plumazo con esas expectativas, y desvela su estado de ánimo. Las tres palabras grabadas a sangre en su pecho tienen connotaciones diabólicas: un hombre desnudo, entregado al amor, se ha estrellado con el fracaso emocional y sus demonios. La sentencia "Let love in" se asemeja a una tortura.

El primer corte del disco no hace sino confirmar la sospecha: Do you love me? narra una historia que comienza "en una noche de fuego y ruido" (no parece el mejor de los augurios) y culmina con estos versos:


"Todas las cosas se mueven hacia su final:
supe antes de encontrarla que la perdería.
Juro que hice todos los esfuerzos para ser bueno con ella".


En la propia canción que da nombre al compacto, se personaliza la acción. I let love in ("yo dejé entrar al amor") es radicalmente opuesta al sentido convencional (melancólico pero feliz) que se le podría adjudicar al título: se trata de una balada desengañada en la que el artista explora las dependencias que se crean en torno a las relaciones de pareja:

"Despecho y Decepción, los dos feos gemelos pequeños del Amor.
Llegaron a mi puerta y yo los dejé entrar:
querida, eres mi castigo por todos los pecados anteriores.
[...]
Por favor, no me abandones aquí a mis propios medios.
¿Dónde están mis amigos? Mis amigos han desaparecido.
Yo dejé entrar al amor".


¿Has visto lo que pasa cuando te expones al amor? Que te desarma y acaba contigo, parece clamar Cave. En su boca, ese "I let love in" suena como una condena a muerte que todos los enamorados firman, y que les pasará factura antes o después. La tonalidad menor de los arpegios de la guitarra no hace sino subrayar esta percepción. El siguiente vídeo ofrece una excelente versión en directo y la letra traducida de la canción:





La desesperanza de Let love in, sumada al tono sombrío de las melodías y las instrumentaciones, mostró una faceta cercana al Nick Cave underground de los años ochenta. El hecho de que los mismísimos Metallica adaptaran más tarde Loverman no ayuda a dulcificar el conjunto.

El siguiente paso confirmó la tendencia: en Murder ballads (1996) las referencias al amor brillan por su ausencia. No en vano, Cave reconoció: "Este álbum me ha liberado de hablar sobre mí mismo". Pese a ello, se trata de una de las obras cumbre de los Bad Seeds, con colaboraciones estelares de Kylie Minogue y de PJ Harvey, por entonces pareja de Cave. Las letras elevan a la enésima potencia la riqueza temática y verbal de la que siempre ha hecho gala el compositor, que se atreve con nueve historias sobre crímenes pasionales y con una décima pista que deja lugar a la esperanza: una versión del Death is not the end de Dylan. Con todo, supone sólo un intento final de redención tras un disco claustrofóbico en el cual el australiano parecía negar la importancia del amor en su propia vida.


Tras su pose de Casanova, era difícil imaginar que se escondía un romántico empedernido.
Hasta que llegó la hora de la verdad.


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