Ya era hora. Después de unas pocas baladas desgarradoras y tras el paréntesis de sentimientos que supuso Murder ballads, Nick Cave lo reconocía sin pudores: "Creo en el amor".
El impresionante The boatman's call, álbum que incluye la deliciosa Into my arms, supuso un giro (temático y compositivo) en la carrera del australiano, que -inspirado por su ruptura con PJ Harvey- dejó brotar el dolor sobre las teclas de un viejo piano.
Desde la desazón y la incertidumbre de (Are you the one) I've been waiting for?
("¿Eres tú mi destino? / ¿Es así como aparecerás? / Envuelta en un abrigo con lágrimas en los ojos... / de la tristeza, mundos enteros han sido construidos"),
hasta los prodigiosos juegos lingüísticos de Green eyes
("Bésame otra vez, rebésame / desliza tus manos frígidas bajo mi camisa. / Si sólo fuera una cuestión de fe, si se midiera en peticiones y oración / ella se materializaría"),
todo es descarnadamente biográfico, tan sincero que conduce el estilo literario -anteriormente barroco- de Cave hasta las fronteras del minimalismo.
El mejor ejemplo es Far from me:
El mejor ejemplo es Far from me:
"Es bueno oírte que te lo estás montando tan bien
Pero realmente ¿no puedes encontrar a otro
a quien puedas llamar y contárselo?
¿Te preocupaste alguna vez por mí?
¿Estuviste alguna vez allí por mí? Tan lejos de mí...
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