lunes, 3 de marzo de 2008

Elliott Smith, el atormentado













I'm in love with the world

through the eyes of a girl
who's still around the morning after".

(Say yes)



Fueron las últimas palabras que cantó en directo. De hecho, son los versos finales de la canción que cierra either/or, el tercer álbum en solitario de Elliott Smith, que vio la luz hace exactamente once años.

Say yes concentra su esencia: el tono casi optimista del narrador lo motiva el hecho de que la chica con la que ha pasado la noche aún no se haya marchado. ¿Puede haber expectativas más bajas? Esa melancolía caracterizaba la mirada frágil del autor.


Con sólo siete discos (dos de ellos póstumos), Elliott Smith es considerado uno de los mejores letristas de las últimas décadas. El aniversario de either/or nos sirve para abordar el álbum que lo “dio a conocer”. Entre comillas, claro: nunca llegaría a ser popular, como demostró su fugaz paso por la lista Billboard.

Muchos no supieron de él hasta su misteriosa muerte (el 21 de octubre de 2003), fruto de dos puñaladas en el pecho aparentemente autoinflingidas. Sin embargo, desde entonces se ha convertido en un cantante de culto. Buena parte de sus seguidores (entre los que me incluyo) han descubierto su talento años más tarde.




"It's sure as fate and hard as your luck"
(Speed trials)

Heredero de los Beatles (en particular de Lennon, de quien tomó el efecto de doble voz), de Bauhaus, Paul Simon y hasta del flamenco, Elliott Smith fue ante todo un excepcional músico y compositor: tocaba la guitarra, la batería, el bajo, el clarinete, la armónica y el piano.





Pero su música se eleva gracias a su poesía. En sus letras se plasmaba, más que en ninguna otra faceta, una extraordinaria sensibilidad, una dulzura impropia de un artista punk. Alguien que titula su disco como el primer tratado del filósofo S. Kierkegaard (“O lo uno o lo otro”, 1843), no puede asimilarse a los demás. Son también insólitas sus demás influencias: Beckett, Dostoievski…




Como Dylan, Elliott Smith amaba las palabras. Las cultivaba casi sin saberlo: no se definía como un cantautor folk, porque nunca transmitía un mensaje claro o una moraleja. Decía que le gustaban más las impresiones, que comparaba con los sueños. Pensaba en términos de formas, más que de lenguaje, y narraba lo que le afectaba a él: aquello con lo que se identificaba.





Así, era capaz de susurrar sobre su adicción a las drogas, sus relaciones fracasadas, el olvido y otros tantos problemas autobiográficos. Su forma espontánea (con un uso frecuente, casi abusivo, del término "fuck"), sincera y detallada denota que sus canciones son él. La intimidad de esta música interior es absoluta.


"It's just that everyone's interest is stronger than mine
and when they clean the street i'll be the only shit that's left behind"
(Rose parade)




Hay que reconocer que sus canciones requieren un esfuerzo del que escucha. Su densidad, tanto musical como lírica, hace que en la primera escucha resulten extrañas. Pero poco a poco nos identificamos con su amargura, con sus sorprendentes momentos de humor y la crudeza de unas imágenes poderosas, a veces oscuras y realistas:




"It's 2:45 in the morning
and i'm putting myself on warning

for waking up in an unknown place

with a recollection you've half erased
looking for somebody's arms to
wave away past harms".
(2.45 A.M)



Lo más sorprendente de either/or es su capacidad de conciliar letras amargas y dolorosas con melodías templadas, armónicas y bellísimas. El mejor ejemplo es Between the bars, una canción de amor en la que el emisor (el que “canta”) es una botella de whisky, y el destinatario, el propio autor:



"Drink up one more time and i'll make you mine
keep you apart deep in my heart, separate from the rest

where i like you the best

and keep the things you forgot.

The people you've been before

that you don't want around anymore.




En definitiva, el tercer álbum de Elliott Smith tal vez supone, desde el punto de vista poético, el
mejor ejemplo de su habilidad lírica. En sus siguientes obras experimentaría con la forma, demostraría su maestría melódica y vocal… pero no superaría estas letras tan concentradas y diversas. Eso sí: aún quedaba por delante la nominación al Oscar, el contrato con una gran compañía, sus crisis existenciales y sobre todo un puñado de nuevas canciones memorables. Pero eso será otro día…

2 comentarios:

Unknown dijo...

huff... me parece que me has abierto una ventana para abrir... muchísimas gracias¡¡¡

Anónimo dijo...

Es un genio. Sigue estando aca con nosotros. Cuando lo descubri me entere al poco tiempo de lo que le habia pasado... Una verdadera pena porque es un artista genial.
Gracias a "The Royal Tenembaums" y "Needle in a hay" lo descubri y ya tengo sus discos para seguir descubriendolo. Un artista honesto y sensible. De los que hacen falta en este mundo enfermo por el reggaeton y la superficialidad.